
¿Utilizar el transporte público implica riesgos para los usuarios? ¿Qué precauciones debemos tomar? ¿Cuál es su papel en las ciudades?
En esta nota despejamos dudas e intentamos abordar la situación desde distintas perspectivas complementarias.
Con la llegada del COVID19 se alteraron las condiciones de salud y distintos mercados sufrieron el impacto, incluido el de la movilidad, que se redujo a un 50% en América Latina. Un dato relevante que puede ayudarnos a entender la situación, es que el 68% de los viajes realizados en la región se hacen en transporte público
Los primeros meses de cuarentena muchos países optaron por una fuerte restricción bajo la hipótesis de que el traslado en buses, trenes y metros representaba un peligro para la sociedad, dadas las supuestas condiciones de contagio. Sin embargo, los resultados de diferentes estudios confirmaron que la vuelta al transporte público era inminente debido a su baja peligrosidad siempre que se garanticen ciertas condiciones.
Entonces, ¿Qué recaudos son necesarios para mantener la seguridad en las unidades? 
- La ventilación es clave: Las ventanas deben estar abiertas sin excepción, para que el aire circule fácilmente y se evite la concentración del virus en espacios cerrados.
- Todos los pasajeros deben utilizar barbijo de forma adecuada, dejando dentro boca y nariz.
- El silencio es importante: Cuando los usuarios permanecen en silencio con la máscara correctamente ajustada, los índices de contagio se reducen ya que se evita la propagación de gotículas.
- Duración del viaje: Los tramos menores a una hora son preferibles a largas distancias. El tiempo es un factor determinante.
- La limpieza frecuente de superficies ayuda a reducir el contacto con el virus.
Este contexto nos invita a pensar que el transporte público es un elemento esencial que motoriza las ciudades y juega un rol clave en la equidad social. Es importante transmitir seguridad a los pasajeros sin demonizar una herramienta valiosa que nos iguala a todos
La posibilidad de que los ciudadanos se trasladen a bajo costo, permite que lleguemos a destino y que la movilidad no sea un derecho que sólo le pertenece a quienes poseen vehículos individuales. En este sentido, es fundamental sostener el servicio y seguir desarrollando políticas públicas que lo amparen por su contribución a la reducción de la pobreza.
El coronavirus trajo certezas: la movilidad resulta imprescindible para los ciudadanos y las formas de trasladarse seguirán cambiando .