Transporte público y accesibilidad en Latinoamérica: ¿un problema?
Los retos de accesibilidad a los sistemas de transporte público y el valor diferencial de la tecnología para mejorar la calidad de vida de los usuarios, son temas en la agenda en varios países de Latinoamérica. Sin embargo, pareciera que, lo que pesa más hoy día, es la problemática que poseen la mayoría de los países de la región para brindar servicios públicos adaptados a diversas discapacidades.
Veamos estos ejemplos:
- En Ecuador tardan 40 minutos más al viajar en bus las personas con discapacidad visual que el resto de los usuarios.
- En la Ciudad de Buenos Aires, sólo un tercio de las estaciones de Subte cuentan con ascensores para viajar en ambas direcciones, de los cuales muchos no funcionan (fuente: Fundación Rumbos).
- El sistema del metro de la Ciudad de México cuenta con 355 placas en Braille, en sólo 25 estaciones de 159.
- En Bogotá, durante casi cuatro años, los usuarios del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) tuvieron que utilizar dos tarjetas para poder acceder a todos los servicios.
Estas situaciones ponen en evidencia la necesidad de resolver particularidades antes de implementar proyectos de movilidad, o bien, pensar en proyectos que mitiguen esas diferencias. En este sentido, los sistemas de movilidad urbana impactan en la calidad de vida de los ciudadanos, negando o habilitando la posibilidad de acceder a actividades recreativas, a trabajar y/o estudiar.
Algunas soluciones en la región:
En Montevideo, Uruguay, y en numerosas ciudades de Argentina, las personas con discapacidad viajan gratis y con derecho al asiento en las unidades de transporte de pasajeros urbano e interdepartamental.
Si bien circulan y en muchas comunas se les exige a las empresas de autobuses contar con unidades equipadas con rampas, pareciera que no es suficiente. El último censo en Argentina, reveló que un 12,9% de la población tiene algún tipo de discapacidad (alrededor de 5 millones de personas), de las cuales más de 900 mil tienen discapacidad motriz, y si a ese número le sumamos las personas con movilidad reducida, la cifra aumenta.
La obligación de renovar colectivos con rampas, estaciones y unidades que permitan el ingreso de sillas de ruedas, reservar dos asientos para personas con discapacidad, disponer de espacios exclusivos, llevar el número de línea, ramal y otras indicaciones en carteles fácilmente visibles y también en braille, son sólo algunas de las buenas prácticas que esperamos que se extiendan a lo largo y a lo ancho de Latinoamérica.
Qué podemos hacer en Ualabee
Mapear y relevar las distintas paradas o estaciones que están adaptadas a personas con accesibilidad reducida y ponerlo de manifiesto en nuestra app, para colaborar en que la visibilidad -aunque sea- sea más fácil.
Poner nuestra tecnología a disposición de otros proyectos y organizaciones que velen por proteger estos derechos.
Mostrar cuáles son los trayectos recomendados para personas con diversos tipos de discapacidades.
Y mucho más que seguramente queda por hacer, donde la idea es trabajarlo en conjunto con otros actores de la movilidad, específicamente con el sector público, para que podamos llegar lejos.