El transporte público cambiará y deberá ser más sustentable
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La nueva organización urbana dependerá más de las cortas distancias, del uso de bicicletas y de un diseño innovador para horarios y recorridos. Una de las preguntas que nos deja el impacto del Covid-19 en un sector clave como el transporte público es de qué manera las ciudades pueden adaptar la realidad urbana a las nuevas demandas de los ciudadanos, entendiendo que el gran desafío hoy no es solo ambiental, sino también social, económico y productivo.
De manera natural, las ciudades tienden a crecer en función de sus necesidades, es decir, desordenadamente, ¿Cómo revertir esta lógica-por cierto ilógica urbana?
Resulta esencial comprender que sólo un uso estratégico de la innovación tecnológica permitirá la creación de las renombradas ciudades inteligentes. El desafío del desarrollo de las smart cities está en un cambio de paradigma que en esta coyuntura, se convierte en urgente: lograr que la infraestructura sea funcional al uso y que, por el contrario, no se convierta en una limitante para ello.
Esto implica un análisis exhaustivo de las demandas de los ciudadanos para adaptar la realidad urbana a sus requerimientos y es un camino que solo será posible recorrer con el trabajo del sector público junto al privado. Además, en un contexto donde la crisis económica atraviesa a los ciudadanos argentinos, es necesario pensar en políticas estratégicas para satisfacer a un gran porcentaje de la población que necesita del transporte público para vivir, en un marco donde el 35% de la los trabajadores se encuentran en un mercado laboral informal, y un 35% de los argentinos por debajo de la línea de la pobreza, siendo el transporte público la alternativa más económica para viajar, y muchas veces, la única.
Esto queda demostrado con la confirmación de que más del 80% de los ciudadanos volvería a usar el transporte público post cuarentena y más del 63% considerará gastar lo menos posible.
Open Data para la accesibilidad al transporte público
Si concebimos a la movilidad como un derecho, y no como un medio, entendemos la potencia de organizarse en comunidad y utilizar los instrumentos disponibles para hacer nuestros días más sencillos. La solución, afortunadamente, también está en nuestras manos.
Las plataformas de Open Data y las aplicaciones de movilidad son una herramienta imprescindible que permitirá lograr la disponibilidad de la información y, por lo tanto, la accesibilidad al transporte público.
Con el avance de la tecnología, han surgido propuestas que nos brindan la posibilidad de elegir la mejor ruta a destino, teniendo los datos correctos sobre recorridos y horarios de medios de transporte, junto a la propia información que las personas pueden generar sobre cortes, desvíos o imprevistos que pudieran ocurrir con los servicios. De esta manera, planificar nuestra movilidad resulta cada vez más fácil.
Sin embargo, el impacto de los datos abiertos para nuestra cotidianidad adquiere un valor aún más estratégico en el marco del Covid-19, con dos caminos que deberemos profundizar en nuestro futuro cercano.
- Por un lado, facilita la innovación en la toma de decisiones para el diseño de políticas públicas, factor clave para gestionar la infraestructura ed ilicia, de obras y transporte público.
- Por otro lado, la información compartida permite una sociedad más organizada, con mayores mecanismos de transparencia y espacios para la participación y colaboración de los ciudadanos, lo que deriva en una población empoderada.
Es necesario planificar y prever políticas de movilidad pos confinamiento que permitan los desplazamientos seguros para una activación económica bajo el control de propagación del virus.
*Joaquín Di Mario, Ingeniero en Sistemas, Emprendedor.